miércoles, 25 de septiembre de 2013

Velar con Cristo

¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?
Mateo 26.40

      Los sufrimientos y la triunfante resurrección de Jesús son la base para todo lo que tiene valor espiritual.
      Los sufrimientos de nuestro Salvador en Getsemaní incluyeron varias decisiones de consecuencia eterna: desechar la "copa"o amar de ella, vivir para el presente o para el futuro, escoger comodidad física o sufrimiento, abrazar la vida o la muerte. No podemos entender la intensidad de su lucha ni lo grata que es su victoria, porque en el huerto Cristo escogió nuestro destino eterno. En cierto sentido, nuestro futuro fue más vulnerable en el Huerto que en el Calvario, porque cuando Jesús se resignó a completar el plan del Padre era como darlo por hecho.
      Siendo que Jesús era humano, en ese momento tan crítico él anhelaba compañerismo. Imagínate cuán desilusionado se sintió él cuando, después de haberle pedido a los discípulos que velaran con él, los halló dormidos. Su petición: "Velad conmigo" también se extiende a nosotros. ¿Soy yo fiel en escuchar el latido de su corazón y en orar oraciones intercesoras fervientes a favor de su pueblo y los que han de ser sus discípulos? La oración de Jesús en el huerto estaba acompañada de sudor como grandes gotas de sangre. ¿A qué intensidad llega mi oración?
- Ken Kauffman, Falkville, AL


La oración al alma es cual su respiración; por ella puede alcanzar eterna salvación.
- James Montgomery







         

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